jueves, 12 de agosto de 2010

Corridas de toros al estilo porteño

Todo tipo de reacciones provocó la decisión del Parlamento de Cataluña en prohibir las corridas de toro en España.
¿Sabía usted que en Valparaíso también las hubo? A su manera, pero desde el siglo XVII hasta principios del XX, los porteños tuvieron esta recreación.
En el libro Memorial de Valparaíso de Alfonso Calderón, se consigna que en el sector que corresponde hoy a la Plaza Victoria, “las corridas no eran como las que conocemos hoy en día. No se llevaban sólo toros, sino que novillos e incluso vacas, lo que hacía perder gran parte del carácter heroico y pasaron más bien a la de entretención jocosa”.
Estas corridas no se realizaban en sus primeros años en grandes plazas adaptadas para ello. Al respecto, el historiador porteño Archibaldo Peralta señala que “eran más bien modestos. Simplemente la gente se congregaba alrededor de pequeñas explanadas y cada uno llevaba algo para sentarse”.
Los toreros no eran elegantes Matadores, sino que sólo gente común y que se animaba a desafiar al animal, ni siquiera utilizaban un calzado acorde a esta actividad, sino algo parecido a las ojotas.
“Eran fiestas populares, las clases más acomodadas generalmente no participaban en este tipo de eventos”, agrega el historiador Archibaldo Peralta.
Esta fiesta convocaba a gran cantidad de público y fue tremendamente popular en varias ciudades del país.
El ingeniero francés Amadeo Frezier, quién presenció este espectáculo en 1712 afirma que “en los tres días siguientes un particular dio al público una fiesta de corrida de toros que me pareció poco interesante, pues nada había que mereciera mirarse fuera de un hombre a horcajadas en uno de esos vigorosos animales, con espuelas armadas de rodelas de cuatro pulgadas de diámetro, según la moda del país.
Estas corridas se efectúan en una plaza rodeada de escaños repletos con tantos espectadores hay, pues esta diversión les agrada mucho”.

AL MENOS CUATRO
Respecto a los lugares donde se practicaban estas carreras, se pueden contabilizar al menos cuatro. Uno estaba ubicado en Playa Ancha, otro en El Puente de Jaime (avenida Francia a la altura de la Teletón), en el Estero de las Delicias (avenida Argentina, cerca del Congreso Nacional), en la Plaza Orrego (actual Plaza Victoria) y detrás de la actual Iglesia de la Matriz.
Pero no sólo la infraestructura, la vestimenta y los animales eran diferentes a las corridas originales, las reglas también cambiaban.
En los primeros años, el toreo se hacía preferentemente arriba de un caballo, pero con los años se comenzó a practicar a pié.
El animal tampoco era eliminado y desde las primeras corridas hechas en Chile, a mediados del siglo XVI, no se contabilizó ningún torero muerto.

FUERTE OPOSICIÓN
Pese de tratarse de una actividad tan popular y que provocaba una fuerte efervescencia en la gente, desde sus inicio tuvo la oposición de influyentes grupos de la sociedad, como la Iglesia Católica.
A mediados del siglo XVIII se pensó en construir una plaza de toros a la usanza española, pero la iglesia se opuso. También se barajo crear una escuela para toreros, pero la idea no prosperó.
En 1750 el Obispo de Santiago prometió la excomunión para todos quiénes participaran en una corrida de toros en beneficio de los damnificados del terremoto de ese año.
Sin embargo durante la última estapa de esta actividad se construyeron tres plazas que podían albergar a más adherentes del deporte y con mayor comodidad.
“En Valparaíso fue tal el entusiasmo que rayó en el delirio, pues poco a poco se construyeron tres plazas (...) Hay que confesar que esto ya era exagerado, porque en España, que es el país clásico de los toros, por lo general no hay más que una en cada capital o ciudad’’, ilustraba la revista Sucesos.
En 1900 se habilitó la Plaza del Ancho, en la avenida Francia, que albergaba a unas cinco mil personas.
También estaba la Plaza de las Delicias, con cuatro mil curiosos y la de Playa Ancha que podría llegar a albergar a ocho mil almas.
El entusiasmo duró poco, pues al año siguiente se prohibieron en todo el territorio nacional las corridas de toros.
Sin embargo las plazas no se desperdiciaron y desde entonces comenzaron a ser plazas y espacios públicos para la ciudad.

COMIENZO DEL FIN
Las presiones fueron creciendo paulatinamente. Diferentes sectores influyentes de la sociedad comenzaron a cimentar el cierre definitivo de las corridas de toros.
Memorial de Valparaíso señala que las corridas “fueron abolidas por el Congreso el 15 de septiembre de 1823, pero la medida no tuvo efecto práctico en Valparaíso hasta 1902”.
Durante 80 años en gran parte de Chile se hizo vista gorda a la ley, contrastando la normativa con el fuerte fervor popular que arrastraba esta actividad.
Sin embargo, las razones del cierre difieren mucho a la defensa de los animales, al respecto el historiador y bibliotecólogo, Ernesto Guajardo afirma que “del 23 en adelante y sobretodo con Portales, se prohibieron muchas fiestas populares”.
Él agrega que “no sólo fueron los toros, sino que también las peleas de gallo, los juegos de azar en la vía pública, se disminuyeron la cantidad de horas de carnaval para las Fiestas Patrias, fue parte de una serie de restricciones de las fiestas populares, no por el toro en sí”.
La actividad se siguió realizando en la clandestinidad, pero en entusiasmo comenzó a decaer.
A principios del 1900, la actividad quedó suspendida para siempre en Valparaíso y en todo el país.
TOROS, GALLOS Y CABALLOS
Las corridas de toros no eran la única entretención de las clases populares. En muchos lugares dejaron de correr los toros, pero comenzaron las peleas de gallos y las carreras de caballo a la chilena.
Las primeras se han realizado históricamente en nuestra historia, incluso hasta el día de hoy se practican en algunas zonas campestres de nuestro país, sin embargo no provocaron la efervescencia de las corridas de toros.
“Convocaban a mucha menos gente, por lo que no era un buen negocio para los organizadores”, afirma el crítico de arte Carlos Lastarria.
Eran jornadas de apuestas ilegales, maltrato animal, pero no convocaban a cientos de personas.
Las carreras de caballos se realizaron en varios lugares de Valparaíso, como Playa Ancha y Placilla, pero debido al crecimiento de la ciudad y el poco espacio disponible para correr y convocar personas. Estas primeras carreras estaban a cargo de la empresa Valparaíso Spring Meeting. A mediados del siglo XIX se trasladan a su actual ubicación en Viña del Mar, bajo el nombre de Valparaíso Sporting Club.

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